1. Una ciudad donde se respira
Vivir en Lausana significa crecer cerca de la naturaleza, pero conservando al mismo tiempo las ventajas de una ciudad (¡la cuarta de Suiza!). Aquí no hay necesidad de elegir entre transporte público de alto rendimiento, fácil acceso a las tiendas, proximidad de otras ciudades estratégicas, zambullida en el lago Lemán o paseo por el bosque.
Situado entre lago y montañas, no faltan ocasiones para sacar partido a esta ubicación: pícnic en las playas de alrededor del lago, remo entre las doce y las dos del mediodía, ¡pero también una caminata de montaña a menos de 30 minutos en transporte público! Y para un paseo por las viñas, podrá dirigirse a Lavaux, emplazamiento declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, ¡y a tan solo 6 minutos en tren de Lausana!
2. Una ciudad a escala humana
Lausana, es una ciudad, ¡pero a escala humana! Como todo está cerca, los lausaneses no pierden tiempo en el transporte público: en pocos minutos de autobús llegan a sus tiendas favoritas, en solo unas paradas de metro (¡el único de Suiza!) se dirigen al lago Lemán, ¡e incluso algunos tienen el lujo de ir caminando al trabajo! Aunque con 145.000 habitantes, Lausana no tiene nada que envidiar a las grandes urbes, ya que ofrece una increíble oferta cultural, contando con teatros, museos, compañías de danza, ¡y festivales de renombre internacional! Y lo que es más, los lausaneses tienen tiempo para disfrutarlo.
3. Una ciudad diversificada
¡No es necesario haber nacido lausanés para convertirse en uno! Lausana está representada por sus habitantes de variada procedencia: un verdadero lausanés puede hablar francés, alemán, italiano, inglés, ¡e incluso otros idiomas! Este cosmopolitismo la convierte en una ciudad dinámica con una impresionante riqueza multicultural. Una cosa está clara, cada uno de sus habitantes tienen un punto en común: ¡su amor por esta ciudad!
4. Una ciudad llena de autenticidad
Todos los lausaneses están de acuerdo en ello: son los habitantes los que hacen que Lausana sea lo que es en la actualidad, ¡ya que forman el corazón de la ciudad! Es ese simpático librero el que nos encuentra el libro que siempre habíamos buscado, ese vendedor de mercado con el que tenemos la costumbre de charlar todos los sábados por la mañana, esos encuentros improvisados en las terrazas efímeras con los lugareños, esos rastrillos de barrio y tantas otras cosas. En resumen, es una ciudad que teje lazos sociales.
La autenticidad de Lausana también se refleja en la arquitectura de la ciudad, con sus pequeñas callejuelas y sus casas de piedra con hermosos postigos de muchos colores diferentes. Lausana posee este pequeño efecto adicional en común con sus habitantes: ¡un encanto irresistible!
5. Una ciudad verde
La sostenibilidad es un tema central de la ciudad, que se encarga de utilizar al máximo recursos de energía renovable. Ese es el caso, por ejemplo, del nuevo edificio de La Casa olímpica, nueva sede del CIO, compuesto por paneles solares y bombas de calor que utilizan el agua del lago. Todo ello sin olvidarnos de las 350 hectáreas que ocupan parques y jardines, ¡y que hacen de Lausana una de las ciudades más verdes del mundo!
Para salir a descubrir Lausana, el coche no es indispensable, ni mucho menos (¡incluso se podría decir que es complicarse la vida!). Aquí, el transporte público es extremadamente eficaz, y tanto turistas como habitantes encuentran la opción sostenible que más se ajusta a cada uno de sus desplazamientos: autobús, metro, tren, barco, ¡no faltan opciones! Y si queremos seguir el ejemplo de los lausaneses, famosos deportistas de corazón, no hay nada más sencillo que ir de una punta a otra (de todas formas, les advertimos: ¡enseguida puede parecerse a una escalada!).
6. Una ciudad con educación de renombre internacional
Estudiar en Lausana, ¡es recibir una formación en instituciones de gran renombre! Por ejemplo, la Escuela Politécnica Federal, destinada a los estudiantes de ciencias, es conocida por su elevado nivel de formación y sus altas calificaciones en términos de enseñanza, innovación e investigación. En cuanto a la Escuela Hotelera, ¡encabeza la clasificación mundial de las escuelas de gestión hotelera! No podemos olvidarnos de la Escuela Cantonal de Arte de Lausana, clasificada entre las mejores escuelas de arte y diseño, o incluso de la Universidad de Lausana, de la que uno de sus profesores, Jacques Dubochet, fue galardonado con el premio Nobel de química en el año 2017.
7. Una ciudad deportiva
Los lausaneses y el deporte: una larga y hermosa historia de amor. Sede del Comité Internacional Olímpico, el espíritu deportivo vibra en toda la ciudad y en todos los niveles. Del lado cultural, ¡el Museo Olímpico es de obligada visita en Lausana! Al pasear al borde del lago, resulta casi inevitable cruzarse con un lausanés concentrado en su carrera de footing diaria. Durante la temporada de hockey, los lausaneses esperan con ansias el reencuentro para apoyar a su equipo, no resulta extraño escuchar los «LHC allez!» (¡Ánimo, LHC!) resonar en la ciudad. Sus habitantes no se perderían por nada del mundo la Maratón de Lausana, los 20KM y Athletissima, LAS citas deportivas por excelencia imprescindibles del año. Y además, pasear por las calles de Lausana, ya es practicar deporte: ¡por algo se la ha denominado algunas veces la pequeña San Francisco de Suiza!
8. Una ciudad para quedar con amigos
A Lausana no le faltan sitios donde quedar con los amigos: ya sea frente una taza de café en alguna de sus numerosas terrazas, alrededor de un exquisito plato en sus restaurantes de moda, entre baño y baño en el lago Lemán, durante un pícnic en algún parque o simplemente para dando un paseo en Ouchy, ¡cualquier ocasión es buena para pasar las horas en compañía! Ya sea durante el fin de semana o después del trabajo, Lausana también es conocida por sus excepcionales eventos, que prometen a los lausaneses no aburrirse nunca y vivir la ciudad como se merece.
9. Ciudad de fácil acceso
¡Nada más sencillo que viajar a Lausana! Su estación garantiza conexiones de alta frecuencia y directas desde y hacia el resto de ciudades estratégicas de Suiza: tan solo bastan 45 minutos de tren desde el aeropuerto de Ginebra, y poco más de dos horas desde Zúrich. Además, ¡también hay enlaces directos desde Milán y París (3 horas y 40 minutos en el servicio ferroviario de TGV Lyria)!
¡Por algo Lausana ha sido elegida la «Mejor pequeña localidad del mundo»! Todas estas ventajas hacen de Lausana una pequeña localidad donde uno se siente bien y que permite el pleno crecimiento.